Me paro, lo pienso, es cierto, te quiero, es el tiempo, los momentos, son tus ojos en mi cuerpo, tus manos, tu sonrisa, los instantes eternos, es la luz, es el brillo, que desprenden tus besos, y recuerdo, y encuentro y aquí estamos es perfecto, años a tu lado, ángeles enamorados, te amo y no olvido todo lo compartido. Es la magia, es la vida, es la felicidad de vivirla al lado de quien amas, compartiendo tu alma, es mi historia, es tu historia, relato de memoria, y aquí empiezo y así consigo volver a vivirlo.
Comienzan los pasos, inseguros pero ciertos, comenzaron los abrazos, tiempo de tormento, tan solo fueron tus ojos, tu sonrisa y tus palabras quien enamoraron al alma aún enjaulada. Me conmovieron tus labios, de belleza acusada, tus manos, tu cuerpo, la luz que irradiabas. Eran momentos complicados, de incertidumbre y sueños colgando de la mano, sin saber aún la respuesta seguimos el camino, queriendo ser libres, juntos y unidos. Fue así como conseguimos ser lo quisimos, empezando nuestra historia, amando la vida y la gloria. Almas capaces de ser una, ángeles gozando de ternura, momentos mágicos inolvidables, es un sueño realizable.
Y una noche como otras te escribí y hoy recuerdo, son tantos los poemas que te dediqué en silencio, que hoy yo quiero volverte a leer:
Deseando el deseo inmortal,
El deseo que no tengo y quiero,
Aquel que deseando yo deseo,
Tener lo que quiero, es puro deseo.
Sueño con tus caricias ardientes,
Ardiente deseo que me hierve por dentro,
Caricias candentes de un único sueño,
Quemándome, hirviendo, es mi deseo.
Besos que se unen en un te quiero,
Conforman mi sueño de fugaces besos,
Te quiero, te adoro, eres mi deseo,
Fugaz en el fuego te adoro y te quiero.
Me alzas, me elevas, mi corazón da un vuelco,
Me paras el tiempo, eres único deseo.
Me enciendes, me adoras, te amo en silencio,
Son tus besos, tus caricias, es todo un simple sueño.
Te miro, me miras y me das un beso,
Hiervo fugaz en mi único sueño,
Lo quiero, te quiero, te adoro en silencio,
Te amo quemando caricias, es mi deseo.
Miradas penetrantes que forjan un sueño,
Universo recorrido eres puro fuego,
Penetras en mi deseo hirviéndolo aún más dentro,
Te amo mirándote en un simple beso.
Sueños, deseos, fugaces pero ciertos,
Queman mis besos, miradas del tiempo,
Inmortal fue el te quiero
Y un te amo en silencio.
Y puede que el tiempo haya sido capaz de hacernos cambiar, y de no hacernos ver a ratos la realidad. Todo lo que tenemos, compartimos, queremos, somos y seremos, todo es nuestro. Nuestra vida, nuestros cuerpos, nuestros sueños, nuestros gestos, son sensaciones que rozan nuestros besos… Y te escribo, y te canto, y lo eres todo, y te amo...
Y aquí estoy tras dos años, queriendo verte al despertar, queriendo rozarte y soñar, un mundo para dos, ángeles que algún día encontrarán la manera de volar… Sintiendo cada instante, magia, sabor y felicidad… Tan solo decirte en silencio, donde el mundo es nuestro, un te amo y un te quiero como los ángeles en el cielo.
lunes, 20 de abril de 2009
miércoles, 25 de marzo de 2009
Escribiendo En un Vuelo...
Observaba un cigarro tirado en el suelo, se le debía haber caído a la mujer con camiseta de rayas deshilachada, quizá en el momento del despegue. Observaba caras agotadas, impacientes, cansadas, alegres, otras no llegaba a verlas desde mi posición intermedia.
Me encontraba en el asiento 20D, en el pasillo, estaba despierto, alegre, recordando, pensando, escribiendo… A esta altura los pensamientos fluyen más despacio.
A mi izquierda, una familia, todos dormidos, ni siquiera abrieron los ojos para el momento clave del despegue, cuando nuestra existencia está en un continuo tránsito entre la vida y la muerte.
Miré por la ventana, creí ver un ángel, pero no, tan sólo era un rayo de luz que cegó mi visión. Pasaba la azafata, con surtidos exquisitos que iban a parar a la clase privilegiada, allí a lo lejos, tras una cortina estaban ellos, “la clase privilegiada”. Siempre hubo diferencias sociales, pero ahora que crecí comprendí que no son más que personas con suerte, que no podrán comprobar la sensación de viajar apretados, incómodos, hambrientos, en fin, de viajar como la gente normal, que pasa desapercibida mereciéndose quizá probar esos surtidos, de los cuales ya solo queda su olor.
Debemos estar cerca del sol, porque está impactando totalmente en la cara del hombre de la familia de mi izquierda. Ya despertó, no hay nada más eficaz para despertarse que cerrar los ojos y seguir viendo luz, ¡qué completa es la naturaleza!
Utilizando las matemáticas básicas aprendidas en el colegio calculo que estaremos alrededor de ciento ochenta personas, unas más guapas, otras más desagradables, en fin, para los ángeles todos somos iguales.
Y por fin los pude ver, allí estaban sustentando el avión para que no cayera, les miraba, me miraban, era un juego de miradas impredecible y mágico, sonreía, me sonreían, como niños imaginando ser felices, agitaban sus alas, alas enormes, blancas, que reflejaban la luz que les llegaba, y yo allí estaba, cegado de nuevo por la inmensidad de luz que eran capaces de desprender.
Nadie era consciente de la presencia de aquellos ángeles sobre el cielo, es quizá la falta de inocencia o de magia lo que causaba el no poder disfrutar de aquel bello paisaje. Las nubes parecían algodones sobre el cielo, mirando estrellas a lo lejos, ¡inmenso mundo maravilloso!
Delante de mí un extranjero, no por ello menos ni más que nadie, rubio y con cara de pocos amigos, bebía agua reiteradamente. Antes leí que al subir la altura del avión, la piel se resecaba. Qué emocionante es viajar, y aunque ya lo he hecho otras veces, nunca deja de sorprenderme el cielo.
Y allí continuaba el cigarro, él tampoco era privilegiado, pero ambos dos, ya estábamos volando, como los ángeles… y ellos sí que son privilegiados, y al no creérselo se convierten en perfectos… Ya estamos volando…
Me encontraba en el asiento 20D, en el pasillo, estaba despierto, alegre, recordando, pensando, escribiendo… A esta altura los pensamientos fluyen más despacio.
A mi izquierda, una familia, todos dormidos, ni siquiera abrieron los ojos para el momento clave del despegue, cuando nuestra existencia está en un continuo tránsito entre la vida y la muerte.
Miré por la ventana, creí ver un ángel, pero no, tan sólo era un rayo de luz que cegó mi visión. Pasaba la azafata, con surtidos exquisitos que iban a parar a la clase privilegiada, allí a lo lejos, tras una cortina estaban ellos, “la clase privilegiada”. Siempre hubo diferencias sociales, pero ahora que crecí comprendí que no son más que personas con suerte, que no podrán comprobar la sensación de viajar apretados, incómodos, hambrientos, en fin, de viajar como la gente normal, que pasa desapercibida mereciéndose quizá probar esos surtidos, de los cuales ya solo queda su olor.
Debemos estar cerca del sol, porque está impactando totalmente en la cara del hombre de la familia de mi izquierda. Ya despertó, no hay nada más eficaz para despertarse que cerrar los ojos y seguir viendo luz, ¡qué completa es la naturaleza!
Utilizando las matemáticas básicas aprendidas en el colegio calculo que estaremos alrededor de ciento ochenta personas, unas más guapas, otras más desagradables, en fin, para los ángeles todos somos iguales.
Y por fin los pude ver, allí estaban sustentando el avión para que no cayera, les miraba, me miraban, era un juego de miradas impredecible y mágico, sonreía, me sonreían, como niños imaginando ser felices, agitaban sus alas, alas enormes, blancas, que reflejaban la luz que les llegaba, y yo allí estaba, cegado de nuevo por la inmensidad de luz que eran capaces de desprender.
Nadie era consciente de la presencia de aquellos ángeles sobre el cielo, es quizá la falta de inocencia o de magia lo que causaba el no poder disfrutar de aquel bello paisaje. Las nubes parecían algodones sobre el cielo, mirando estrellas a lo lejos, ¡inmenso mundo maravilloso!
Delante de mí un extranjero, no por ello menos ni más que nadie, rubio y con cara de pocos amigos, bebía agua reiteradamente. Antes leí que al subir la altura del avión, la piel se resecaba. Qué emocionante es viajar, y aunque ya lo he hecho otras veces, nunca deja de sorprenderme el cielo.
Y allí continuaba el cigarro, él tampoco era privilegiado, pero ambos dos, ya estábamos volando, como los ángeles… y ellos sí que son privilegiados, y al no creérselo se convierten en perfectos… Ya estamos volando…
jueves, 5 de marzo de 2009
Vida de locos...
Dime tú si merezco tal regalo…
Fue una mañana complicada, de nervios, de prisas, de espera, de no saber en qué medida aquella decisión podría afectarme, y deseando por supuesto que su respuesta fuese positiva.Cuando comenzamos la clase preparatoria al examen final, llovía a cántaros, aprendiéndome en segundos a manejar los limpiaparabrisas, aprendiendo a evitar que se te empañen los cristales. Todo estaba previsto, decidido, y convencido de que era mi día, mi momento, tenía que aprobar.
Las previsiones dispuestas por mi profesora eran satisfactorias, todo marchaba bien, ya se había puesto el sol. Una vez en el lugar del examen, una compañera decidió ser la primera, entramos entonces todos en el coche. Yo en el asiento trasero derecho, al lado del encantador pero cabrón hombre examinador, vi como la chica se saltó un semáforo haciendo el stop: falta eliminatoria.La chica me dio pena, sabía conducir, los nervios le jugaron una mala faena.
Era mi turno, estaba decidido a mejorar la actuación de mi compañera, con muchas ganas de demostrar lo que sé y queriendo convencer a ese encantador pero cabrón señor. Todo iba sobre ruedas, creí no cometer ninguna falta, aunque alguna me apuntó (leves) de la caja de cambios. Fue en un stop, maldito stop, cuando al hacer la doble detención estaba pasando un coche y asusté a este, cometí el mismo fallo dos veces: falta deficiente.
Nos bajo del coche, sin decirnos nada. He de decir que yo no me había dado cuenta de que había asustado a ningún conductor, por ello aún tenía la posibilidad de aprobar. Me parecía extraño que no me hubiese hecho aparcar, por ello comenzaron las dudas. Fue quince minutos después cuando mi profesora (cuando el examinador ya se había ido) cuando me dio la noticia de que había suspendido.
Es una sensación de impotencia, de rabia, de odio hacia la persona que tan solo hizo su trabajo, y que vive de suspender a la gente incapaz de demostrar que saben. Y aunque para ellos no signifique nada un suspenso más, para la gente que los sufre, es una decepción más que se llevan en esta vida de locos…
Fue una mañana complicada, de nervios, de prisas, de espera, de no saber en qué medida aquella decisión podría afectarme, y deseando por supuesto que su respuesta fuese positiva.Cuando comenzamos la clase preparatoria al examen final, llovía a cántaros, aprendiéndome en segundos a manejar los limpiaparabrisas, aprendiendo a evitar que se te empañen los cristales. Todo estaba previsto, decidido, y convencido de que era mi día, mi momento, tenía que aprobar.
Las previsiones dispuestas por mi profesora eran satisfactorias, todo marchaba bien, ya se había puesto el sol. Una vez en el lugar del examen, una compañera decidió ser la primera, entramos entonces todos en el coche. Yo en el asiento trasero derecho, al lado del encantador pero cabrón hombre examinador, vi como la chica se saltó un semáforo haciendo el stop: falta eliminatoria.La chica me dio pena, sabía conducir, los nervios le jugaron una mala faena.
Era mi turno, estaba decidido a mejorar la actuación de mi compañera, con muchas ganas de demostrar lo que sé y queriendo convencer a ese encantador pero cabrón señor. Todo iba sobre ruedas, creí no cometer ninguna falta, aunque alguna me apuntó (leves) de la caja de cambios. Fue en un stop, maldito stop, cuando al hacer la doble detención estaba pasando un coche y asusté a este, cometí el mismo fallo dos veces: falta deficiente.
Nos bajo del coche, sin decirnos nada. He de decir que yo no me había dado cuenta de que había asustado a ningún conductor, por ello aún tenía la posibilidad de aprobar. Me parecía extraño que no me hubiese hecho aparcar, por ello comenzaron las dudas. Fue quince minutos después cuando mi profesora (cuando el examinador ya se había ido) cuando me dio la noticia de que había suspendido.
Es una sensación de impotencia, de rabia, de odio hacia la persona que tan solo hizo su trabajo, y que vive de suspender a la gente incapaz de demostrar que saben. Y aunque para ellos no signifique nada un suspenso más, para la gente que los sufre, es una decepción más que se llevan en esta vida de locos…
sábado, 28 de febrero de 2009
San Francisco...
Abro los ojos...
Puedo oir el cantar de las olas del mar, sus abrazos, sus juegos, su calma. Hoy está cristalina, se pueden ver pequeños peces buscando placton que saborear. En el fondo, conchitas que los niños cojen para jugar, entre ellas, arena. Castillos de arena, batallas, muñecos, historias, sueños, ilusiones. Hoy la arena está más pálida que de costumbre, pero los rayos del sol brillantes nos deslumbran, que bello es el mar...
Tumbado, disfrutando cada segundo de la brisa marina, acompañado de la persona que consigue llenarme y hacerme feliz. Con una copa de san francisco, dando pequeños sorbos de vida, mientras amo el instante. Es mágico el momento. Suena música, bailan a lo lejos sin importar quién esté, quien baile, todos con todos, estamos en el mar...
La yema de mi dedos toca la arena, suave, tranquila, inmensas son mis ganas de revolcarme por ella, disfrutar como aquel niño que quería llegar a ser mar, para tener siempre la playa cerca. Nos levantamos, el san francisco ya se ha acabado, ya habrá tiempo de pedir otro, ahora vamos a mojarnos. De la mano, siendo uno, como siempre imaginé que un dia llegaría a ser. Nos acercamos al mar. Los niños están jugando, la pala, el rastrillo, el cubo, el bañador, la barca, la pelota, vamos siguiendo un laberinto lleno de pequeños obstáculos encantadores. Las toallas, las sombrillas, un niño te empuja, un grupo de gente comprando, pero aún sigue a lo lejos el mar...
Nos rodean, todo está plagado de personas, me sueltas la mano, te pregunto me respondes, te alejas, el sol ya no brilla, el mar no llega, ya se oye menos, la gente me agobia, me exije, me molesta, ya no toco la arena, y sopla el viento con más fuerza, se me mete arena o quizá tierra en los ojos...
Abro los ojos...
Es de noche, hace frío, voy solo, caminando, vacío, sin fuerzas, sin ganas, agotado y no de andar de fiesta. Con guantes, botas, bufanda, abrigo, helado, constipado, sin tiempo. Con ráfagas de viento que levantan la tierra del suelo, y miro a lo lejos, veo negro, la luna triste con sueño...
Y pienso, y siento, y espero, y sueño, y veo en un cartel de bebidas, san francisco, y pienso que no es tiempo, ni lugar, ni momento para poder disfrutar del sabor, ya que para ello, necesito la combinación perfecta de muchos factores, entre ellos a ti y al mar, que bello es el mar...
Puedo oir el cantar de las olas del mar, sus abrazos, sus juegos, su calma. Hoy está cristalina, se pueden ver pequeños peces buscando placton que saborear. En el fondo, conchitas que los niños cojen para jugar, entre ellas, arena. Castillos de arena, batallas, muñecos, historias, sueños, ilusiones. Hoy la arena está más pálida que de costumbre, pero los rayos del sol brillantes nos deslumbran, que bello es el mar...
Tumbado, disfrutando cada segundo de la brisa marina, acompañado de la persona que consigue llenarme y hacerme feliz. Con una copa de san francisco, dando pequeños sorbos de vida, mientras amo el instante. Es mágico el momento. Suena música, bailan a lo lejos sin importar quién esté, quien baile, todos con todos, estamos en el mar...
La yema de mi dedos toca la arena, suave, tranquila, inmensas son mis ganas de revolcarme por ella, disfrutar como aquel niño que quería llegar a ser mar, para tener siempre la playa cerca. Nos levantamos, el san francisco ya se ha acabado, ya habrá tiempo de pedir otro, ahora vamos a mojarnos. De la mano, siendo uno, como siempre imaginé que un dia llegaría a ser. Nos acercamos al mar. Los niños están jugando, la pala, el rastrillo, el cubo, el bañador, la barca, la pelota, vamos siguiendo un laberinto lleno de pequeños obstáculos encantadores. Las toallas, las sombrillas, un niño te empuja, un grupo de gente comprando, pero aún sigue a lo lejos el mar...
Nos rodean, todo está plagado de personas, me sueltas la mano, te pregunto me respondes, te alejas, el sol ya no brilla, el mar no llega, ya se oye menos, la gente me agobia, me exije, me molesta, ya no toco la arena, y sopla el viento con más fuerza, se me mete arena o quizá tierra en los ojos...
Abro los ojos...
Es de noche, hace frío, voy solo, caminando, vacío, sin fuerzas, sin ganas, agotado y no de andar de fiesta. Con guantes, botas, bufanda, abrigo, helado, constipado, sin tiempo. Con ráfagas de viento que levantan la tierra del suelo, y miro a lo lejos, veo negro, la luna triste con sueño...
Y pienso, y siento, y espero, y sueño, y veo en un cartel de bebidas, san francisco, y pienso que no es tiempo, ni lugar, ni momento para poder disfrutar del sabor, ya que para ello, necesito la combinación perfecta de muchos factores, entre ellos a ti y al mar, que bello es el mar...
lunes, 16 de febrero de 2009
Cansado...
…En la enferma soledad,
De la noche hoy aún clara,
Donde mi corazón aún palpita,
En mi mano desangrada.
Borbotones de dolor,
Salen de mi alma,
Llanto cansado de rabia,
Dolor agudo que me mata….
La risa de aquel niño pequeño se perdió entre las lágrimas que se comió por dentro. El tiempo hace que todo se olvide y que nuevas historias inunden tu cuerpo cambiándolo, son momentos que son esencia de vida y que no valoras hasta que no pasan y piensas en ellos, como en un sueño que no volverá a ocurrir del mismo modo y en las mismas circunstancias…
Y tanto buenos instantes como malos se presentan en tu día a diario, y no puedes hacer nada por evitar aquello que no quieres, no esperas y no recibes con agrado…
¿Cómo actuar en la vida? Nunca los acontecimientos son bien recibidos por todos, por ello mirar por el bien común es algo prácticamente imposible, siempre cometerás algún error que te haga ver que no actuaste todo lo bien que pudiste hacerlo.
La complejidad de la existencia del hombre quizá sea fruto del azar, de una historia ya contada…
Necesito tomarme un descanso, tumbarme en la hierba, mirar al sol y dejar sentir a mi cuerpo por si solo el leve sonido de la felicidad. Acompañado quizá por aquella persona que sepa entenderme, o en soledad con mi alma dejando a ésta reposar…
Me veo tan frágil, agotado ya de este fin que vengo persiguiendo hace apenas unos meses, y a pesar de lo largo que está el final, y lo poco que he recorrido, ya estoy cansado… No hay nada que me anime a continuar, tan solo me valgo por mis ganas de ser alguien, pero no son suficientes porque no me dejan vivir, o no como yo quisiera.
Toda recompensa necesita de su trabajo, y pesar de estar cansado, no me queda más remedio que seguir caminando…
...¿Volverán?
¿Volverán las noches cuidando tu alma,
Tu cuerpo, tus labios, tu dulce mirada?
¿Volverán los días pensando en la nada,
En el mundo, en la arena, en la noche calmada?
¿Volverá?
¿Volverá el silencio de las tardes tranquilas,
De las aves volando, de las hormigas dormidas?
¿Volverá la alegría de las flores ya amarillas,
De los días de campo, de las nubes caídas?
¿Volveremos?
¿Volveremos a volar por la tierra ya pisada,
Por los ríos, por los valles, por la luna enamorada?
¿Volveremos a brillar por nuestras almas hoy cansadas
Por los besos, por los roces, por la alegría inagotada?...
De la noche hoy aún clara,
Donde mi corazón aún palpita,
En mi mano desangrada.
Borbotones de dolor,
Salen de mi alma,
Llanto cansado de rabia,
Dolor agudo que me mata….
La risa de aquel niño pequeño se perdió entre las lágrimas que se comió por dentro. El tiempo hace que todo se olvide y que nuevas historias inunden tu cuerpo cambiándolo, son momentos que son esencia de vida y que no valoras hasta que no pasan y piensas en ellos, como en un sueño que no volverá a ocurrir del mismo modo y en las mismas circunstancias…
Y tanto buenos instantes como malos se presentan en tu día a diario, y no puedes hacer nada por evitar aquello que no quieres, no esperas y no recibes con agrado…
¿Cómo actuar en la vida? Nunca los acontecimientos son bien recibidos por todos, por ello mirar por el bien común es algo prácticamente imposible, siempre cometerás algún error que te haga ver que no actuaste todo lo bien que pudiste hacerlo.
La complejidad de la existencia del hombre quizá sea fruto del azar, de una historia ya contada…
Necesito tomarme un descanso, tumbarme en la hierba, mirar al sol y dejar sentir a mi cuerpo por si solo el leve sonido de la felicidad. Acompañado quizá por aquella persona que sepa entenderme, o en soledad con mi alma dejando a ésta reposar…
Me veo tan frágil, agotado ya de este fin que vengo persiguiendo hace apenas unos meses, y a pesar de lo largo que está el final, y lo poco que he recorrido, ya estoy cansado… No hay nada que me anime a continuar, tan solo me valgo por mis ganas de ser alguien, pero no son suficientes porque no me dejan vivir, o no como yo quisiera.
Toda recompensa necesita de su trabajo, y pesar de estar cansado, no me queda más remedio que seguir caminando…
...¿Volverán?
¿Volverán las noches cuidando tu alma,
Tu cuerpo, tus labios, tu dulce mirada?
¿Volverán los días pensando en la nada,
En el mundo, en la arena, en la noche calmada?
¿Volverá?
¿Volverá el silencio de las tardes tranquilas,
De las aves volando, de las hormigas dormidas?
¿Volverá la alegría de las flores ya amarillas,
De los días de campo, de las nubes caídas?
¿Volveremos?
¿Volveremos a volar por la tierra ya pisada,
Por los ríos, por los valles, por la luna enamorada?
¿Volveremos a brillar por nuestras almas hoy cansadas
Por los besos, por los roces, por la alegría inagotada?...
martes, 3 de febrero de 2009
Amar y Sentir...
Amar y sentir son dos aspectos diferentes en la vida, llevan ambos a la felicidad más necesitada del alma, pero es cuando actúan juntos cuando hacen del hombre como ser humano el ser más envidiado.
A lo largo de la historia, el hombre y su especie, confundieron estos términos con la esclavitud, el dominio, la desigualdad, la ignorancia… Consiguieron crear dos nuevas especies, opuestas, donde una parecía estar claramente por encima de la otra: el hombre y la mujer. Las diferencias entre ellos no son más que simples formas del cuerpo, que hoy por hoy, hasta el ser humano ha sido capaz de transformar.
La mujer siempre fue la fiel servidora del hombre, éste engrandeciéndose de sus falsas virtudes, se creía capaz y dueño de manejar a su antojo tanto las decisiones propias, como las que le incumbían a su esposa.
Esta esclavitud no cesó hasta apenas unos años, a pesar de conocerse ya grandes figuras femeninas que sobresalían entre la multitud de hombres.
Desde el principio de los años, nació la ignorancia del hombre, al separar ramas de un mismo ser: el ser humano.
Hoy por hoy, otras muchas corrientes empañan la vida del hombre, y el hombre sigue siendo tan estúpido como lo ha sido tantos años atrás. Separa de nuevo en distintas ramas: hombre heterosexual, mujer heterosexual, hombre homosexual, mujer homosexual…
Vuelven a cometer el error del pasado, confundiendo los dos aspectos básicos que tratamos “Amar y sentir” con vicio, enfermedad, locura… existiendo aún gente capaz de repetir los errores de hace mas de mil años, uniendo éstos con la violencia. Así podemos ver a diario, a “enfermos” y esos sí que son enfermos, que apuñalan a sus parejas ¿por qué?, porque aún creen vivir en la jungla, siendo amos de aquello que está más allá de su dominio.
Y todo aquel que continúe catalogando al ser humano, sin darse cuenta que es un ser humano, no será más que un animal, incapaz de coexistir en sociedad, de respetar, de ser tolerante… Y todo aquel que asocie el Amar y el Sentir a seres de sexos opuestos, entonces, será como aquel hombre que un día pensó que era mejor que su mujer…
Y todo aquel que no deje la libertad a la hora de ser, que se busque un lugar donde amar y sentir a su manera, en la jungla quizá, allí donde león por creerse mejor león que nadie, muere al darse cuenta que no era el mejor león, y así, aprendió…
A lo largo de la historia, el hombre y su especie, confundieron estos términos con la esclavitud, el dominio, la desigualdad, la ignorancia… Consiguieron crear dos nuevas especies, opuestas, donde una parecía estar claramente por encima de la otra: el hombre y la mujer. Las diferencias entre ellos no son más que simples formas del cuerpo, que hoy por hoy, hasta el ser humano ha sido capaz de transformar.
La mujer siempre fue la fiel servidora del hombre, éste engrandeciéndose de sus falsas virtudes, se creía capaz y dueño de manejar a su antojo tanto las decisiones propias, como las que le incumbían a su esposa.
Esta esclavitud no cesó hasta apenas unos años, a pesar de conocerse ya grandes figuras femeninas que sobresalían entre la multitud de hombres.
Desde el principio de los años, nació la ignorancia del hombre, al separar ramas de un mismo ser: el ser humano.
Hoy por hoy, otras muchas corrientes empañan la vida del hombre, y el hombre sigue siendo tan estúpido como lo ha sido tantos años atrás. Separa de nuevo en distintas ramas: hombre heterosexual, mujer heterosexual, hombre homosexual, mujer homosexual…
Vuelven a cometer el error del pasado, confundiendo los dos aspectos básicos que tratamos “Amar y sentir” con vicio, enfermedad, locura… existiendo aún gente capaz de repetir los errores de hace mas de mil años, uniendo éstos con la violencia. Así podemos ver a diario, a “enfermos” y esos sí que son enfermos, que apuñalan a sus parejas ¿por qué?, porque aún creen vivir en la jungla, siendo amos de aquello que está más allá de su dominio.
Y todo aquel que continúe catalogando al ser humano, sin darse cuenta que es un ser humano, no será más que un animal, incapaz de coexistir en sociedad, de respetar, de ser tolerante… Y todo aquel que asocie el Amar y el Sentir a seres de sexos opuestos, entonces, será como aquel hombre que un día pensó que era mejor que su mujer…
Y todo aquel que no deje la libertad a la hora de ser, que se busque un lugar donde amar y sentir a su manera, en la jungla quizá, allí donde león por creerse mejor león que nadie, muere al darse cuenta que no era el mejor león, y así, aprendió…
miércoles, 28 de enero de 2009
Una de esas Visitas...
Te visitó como quién visita al médico, con respeto, impaciente por salir, quizá con miedo, por lo que puedas decirle o por lo que pueda pasar… Nada le recordaba a lo que un día fue aquel lugar, con el cambio que llevaste a cabo en tu vida, también hubo cambios de mobiliario, quizá la antigua disposición te recordaba demasiado a tu familia, aquella a la que un día tú decidiste dejar atrás. Miraba las fotos, aparecían nuevas caras que ni siquiera conocía y a las que desgraciadamente tuvo que conocer. Eran intrusos o por lo menos así los consideraba, aunque también pensaba que era gente lista intentando buscarse una vida mejor a tu costa. Su falsa amabilidad, o tal vez cierta, pronto cautivó a tus padres y hermanos, ciegos estos, que preferían ver culpables fuera de sus dominios, y viviendo una realidad totalmente opuesta a la verdad. Aún siguen igual, prefieren apartar el tema, total, quien sufre no son ellos, y ¿Para qué van a mirar por los demás?
Que triste es pensar que la relación se fundamente en el dinero, un tráfico de míseros billetes que tan solo duran lo que dura el mes, y todo ello para fingir ser, algo que hace tiempo dejaste de ser: un padre.
Sonríes cuando le ves, él no es capaz ni de mirarte a la cara cuando te habla porque no le das confianza, la perdió cuando el tiempo le enseñó lo que eres capaz de hacer…
Te cuenta una milésima parte de su vida, haciéndote creer que no te necesita, que todo le va bien, que nunca sufre, que es feliz sin padre…
Es duro darse cuenta cómo en apenas pocos años puede cambiar tu vida por acciones que otros llevan a cabo sin pensar. Me paro a veces a pensar el porqué y el qué te llevo a hacer lo que hiciste, no lo entiendo…
Desde bien pequeño me admiraba de todo lo que habías conseguido en la vida, una maravillosa esposa, tus hijos, tus casas, tu patrimonio en general era magnífico, debías de sentirte privilegiado por todo lo que tenias alrededor. Desde bien pequeño veía que me dabas todos los caprichos faltándote lo fundamental: el cariño.
Y con el tiempo pude ver que no eras tan ideal como mi mente de niño inocente me hizo pensar, tiraste tu vida, tus años sin mirar atrás. Siempre sabré que te arrepentirás, si no lo has hecho ya. No solo perdiste aquello de lo que te querías deshacer, sino todo lo que ello implica, y poco a poco nos pierdes a nosotros, sin darte cuenta…
Se despidió como quien despide al médico, con respeto, impaciente por salir, quizá con miedo, por lo que aún puedas decirle o por lo que aún pueda pasar…
Que triste es pensar que la relación se fundamente en el dinero, un tráfico de míseros billetes que tan solo duran lo que dura el mes, y todo ello para fingir ser, algo que hace tiempo dejaste de ser: un padre.
Sonríes cuando le ves, él no es capaz ni de mirarte a la cara cuando te habla porque no le das confianza, la perdió cuando el tiempo le enseñó lo que eres capaz de hacer…
Te cuenta una milésima parte de su vida, haciéndote creer que no te necesita, que todo le va bien, que nunca sufre, que es feliz sin padre…
Es duro darse cuenta cómo en apenas pocos años puede cambiar tu vida por acciones que otros llevan a cabo sin pensar. Me paro a veces a pensar el porqué y el qué te llevo a hacer lo que hiciste, no lo entiendo…
Desde bien pequeño me admiraba de todo lo que habías conseguido en la vida, una maravillosa esposa, tus hijos, tus casas, tu patrimonio en general era magnífico, debías de sentirte privilegiado por todo lo que tenias alrededor. Desde bien pequeño veía que me dabas todos los caprichos faltándote lo fundamental: el cariño.
Y con el tiempo pude ver que no eras tan ideal como mi mente de niño inocente me hizo pensar, tiraste tu vida, tus años sin mirar atrás. Siempre sabré que te arrepentirás, si no lo has hecho ya. No solo perdiste aquello de lo que te querías deshacer, sino todo lo que ello implica, y poco a poco nos pierdes a nosotros, sin darte cuenta…
Se despidió como quien despide al médico, con respeto, impaciente por salir, quizá con miedo, por lo que aún puedas decirle o por lo que aún pueda pasar…
Suscribirse a:
Entradas (Atom)