sábado, 28 de febrero de 2009

San Francisco...

Abro los ojos...

Puedo oir el cantar de las olas del mar, sus abrazos, sus juegos, su calma. Hoy está cristalina, se pueden ver pequeños peces buscando placton que saborear. En el fondo, conchitas que los niños cojen para jugar, entre ellas, arena. Castillos de arena, batallas, muñecos, historias, sueños, ilusiones. Hoy la arena está más pálida que de costumbre, pero los rayos del sol brillantes nos deslumbran, que bello es el mar...
Tumbado, disfrutando cada segundo de la brisa marina, acompañado de la persona que consigue llenarme y hacerme feliz. Con una copa de san francisco, dando pequeños sorbos de vida, mientras amo el instante. Es mágico el momento. Suena música, bailan a lo lejos sin importar quién esté, quien baile, todos con todos, estamos en el mar...
La yema de mi dedos toca la arena, suave, tranquila, inmensas son mis ganas de revolcarme por ella, disfrutar como aquel niño que quería llegar a ser mar, para tener siempre la playa cerca. Nos levantamos, el san francisco ya se ha acabado, ya habrá tiempo de pedir otro, ahora vamos a mojarnos. De la mano, siendo uno, como siempre imaginé que un dia llegaría a ser. Nos acercamos al mar. Los niños están jugando, la pala, el rastrillo, el cubo, el bañador, la barca, la pelota, vamos siguiendo un laberinto lleno de pequeños obstáculos encantadores. Las toallas, las sombrillas, un niño te empuja, un grupo de gente comprando, pero aún sigue a lo lejos el mar...
Nos rodean, todo está plagado de personas, me sueltas la mano, te pregunto me respondes, te alejas, el sol ya no brilla, el mar no llega, ya se oye menos, la gente me agobia, me exije, me molesta, ya no toco la arena, y sopla el viento con más fuerza, se me mete arena o quizá tierra en los ojos...

Abro los ojos...

Es de noche, hace frío, voy solo, caminando, vacío, sin fuerzas, sin ganas, agotado y no de andar de fiesta. Con guantes, botas, bufanda, abrigo, helado, constipado, sin tiempo. Con ráfagas de viento que levantan la tierra del suelo, y miro a lo lejos, veo negro, la luna triste con sueño...
Y pienso, y siento, y espero, y sueño, y veo en un cartel de bebidas, san francisco, y pienso que no es tiempo, ni lugar, ni momento para poder disfrutar del sabor, ya que para ello, necesito la combinación perfecta de muchos factores, entre ellos a ti y al mar, que bello es el mar...

1 comentario:

  1. Es curioso, sólo se necesita a la persona a la que amas, o simplemente una persona con la que te encuentres bien, para ser feliz y que el mundo sea una playa.
    Solo basta que se vaya para que la playa se convierta en un campo de concentración.
    Es complicado encontrar esa persona, pero cuando se encuentra, cuando se nota que conectan, no se termina nunca el sueño...
    Ese mar... ese bello mar...

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