Fue entonces,
cuando se conjugaron los astros,
para unir en tiempo y espacio,
a dos corazones desatados.
Me miró a lo lejos,
sus ojos me atrayeron,
no aparté la mirada,
no quería perderla y no volver a encontrarla.
Me sonrió y su sonrisa se quedó en mí clavada,
tal fue así que no podía dejar de recordarla.
¿Quién lo iba a imaginar?
Que el pararme en aquel lugar,
se convirtiera en un hecho tan especial,
Y es que entonces se abrió el camino,
el camino de la felicidad.
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