domingo, 2 de noviembre de 2014

Cuando te enamoras...

Crees que eres dueño de tu felicidad hasta que algo llega, sin esperartelo, entra dentro de ti, lo revuelve todo, y te eleva sin saber porqué, te hace sonreir al pensarle, te hace ponerte nervioso al verle, te hace preocuparte por el otro, y te hace dejar de ser de tú, para ser tú unido a la mezcla que formas con el otro.

Tu alma se desdobla, dejando hueco para parte del alma del otro, y alojandose en otro nuevo cuerpo que también termina enamorado.

Entonces, para cuando llegas a ser consciente de esta situación, ya es demasiado tarde, ya estás enamorado. Ya no ves tu futuro, ves un futuro conjunto. Ya no piensas en ti, piensas en vosotros. Ya le has entregado a la otra persona la llave de esa caja fuerte que tan cerrada tenías, la llave de la puerta que lleva directa al corazón, dándole así la posiblidad de hacerte el más dichoso del mundo, o el más desdichado.

Y es que estar enamorado es entregar tu felicidad a esa persona cuando ella te la entrega a ti, y juntos compartir el secreto de seguir manteniéndola viva, como si de una llama de fuego se tratase.

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