Estaba vistiéndome en mi habitación cuando apareciste, de
repente, sin esperarte, detrás de mí. ¿Se puede?- dijiste con esa voz que desde
el primer día me pone los pelos de punta. Me di la vuelta. Y comencé un estado
de shock en el que aún continúo.
Abría la boca sin saber que decir, te abrazaba, te besaba. Te
volvía mirar. ¿Era un sueño? ¿Era real? No podía dejar de mirarte, no me lo
creía, estabas allí. Te tocaba, te abrazaba fuerte, te besaba. Te estaba
sintiendo tan cerca y era real.
Te esperaba tres días después y estabas en mi cuarto, tan
guapo, tan precioso, tan real. ¡Joder que momento!
No me salían las palabras, no paraba de abrazarte, soltarte,
volver a abrazarte. ¿Pero cuando has venido?-te preguntaba.
Tú y tus sorpresas. Me encantas ¿Sabes? Y no quiero que
nunca se pierda esa magia que tienes y que te hace tan especial.
Te Quiero. Gracias por hacer de mi vida un sueño.
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