El niniovaho abrió el baúl del recuerdo, buscaba una de sus poesías perdidas en el tiempo. Y la encontró…
Para aquellos que perturban mi alma…
Puede que el tiempo haga renacer nuestras almas,
Almas heridas por palabras hirientes,
Que llenan de odio corazones inocentes,
Ahogados en el inmenso mar de la ignorancia.
Puede que merezcamos este sufrimiento,
Pero nadie es más que nadie en esto,
Y si nosotros merecemos sufrimiento,
Vosotros lo merecéis por lo que habéis hecho.
No es la soledad la que nos envenena,
Si no las palabras que nos llegan,
El rechazo por el cuál,
El mundo sigue vivo pero nosotros no estamos igual.
Moviste muy bien los hilos de la amargura,
Conseguiste sin sentido superar tu locura,
Andas sin pensar lo que es de tu hermosura,
Todo lo perdiste, te quedaste con un alma oscura.
Ya tan solo el tiempo puede perdonarte,
Porque no hay ser que sea tan pedante
Que abandone a los que le quieren,
Sin explicación…
Nunca vio la luz hasta hoy, porque no tenía sentido… Ya aprendió que el rencor no sirve para nada, que el tiempo mismo se encarga de poner a cada cuál en su lugar.
Cogió la poesía, la leyó y se alegró… No consiguió separarnos…
lunes, 9 de noviembre de 2009
jueves, 5 de noviembre de 2009
Vuelvo...
Me llama la indiferencia, la incoherencia, la insatisfacción… me llama quizá la amargura, la inconformidad, la ignorancia… me llama el silencio, el pensar en negro, el volver…
Y vuelvo a preguntarme en el cuando, en el porqué… en si mi camino es el correcto, si hago lo que quiero, o no se que querer… Y siento la inconformidad de mi cuerpo ante esta situación de miedo, y quiero volver…
Volver a ese momento de niñez, cuando todo era sencillo y sin estrés, cuando no importaba el tiempo ni el saber, cuando eras un niño con miedo a crecer…
Y entre las ventanas de mi cuarto quiero ver el renacer, porque no quiero ser esclavo ni del tiempo ni del deber… quiero volar alto, no dejar de aprender, pero quiero vivir sin miedo y sin sufrir…
Volver a aquel tiempo donde un día lo dejé, cuando aún me quedaban muchos momentos que ver… como pasa el tiempo…
Quiero volver…
Y vuelvo a preguntarme en el cuando, en el porqué… en si mi camino es el correcto, si hago lo que quiero, o no se que querer… Y siento la inconformidad de mi cuerpo ante esta situación de miedo, y quiero volver…
Volver a ese momento de niñez, cuando todo era sencillo y sin estrés, cuando no importaba el tiempo ni el saber, cuando eras un niño con miedo a crecer…
Y entre las ventanas de mi cuarto quiero ver el renacer, porque no quiero ser esclavo ni del tiempo ni del deber… quiero volar alto, no dejar de aprender, pero quiero vivir sin miedo y sin sufrir…
Volver a aquel tiempo donde un día lo dejé, cuando aún me quedaban muchos momentos que ver… como pasa el tiempo…
Quiero volver…
lunes, 8 de junio de 2009
Descansando...
Sin nada que decir, sin nada que contar, con ganas de disfrutar del tiempo sin hacer nada. En unas vacaciones merecidas que quiero disfrutar...
¿Volveré?...
Solo el tiempo, los momentos y los sentimientos me harán volver, he disfrutado tanto durante este año, y aquí en este pequeño espacio he dejado tantos sentimientos... Gracias a ese principe-mendigo que me metió en este mundo y me dejó compartir con él momentos...
Se acaba un año de duro esfuerzo, y no quiero que los malos momentos me hagan volver aquí, porque quiero volar, como los ángeles, ser feliz en este periodo de relajación, bienestar y de vacaciones...
Espero volver tan solo para crear nueva literatura... pero por ahora, me quedo volando y disfrutando del bello paisaje de la vida misma*
Fdo:Un ángel con ganas de alzar el vuelo*
¿Volveré?...
Solo el tiempo, los momentos y los sentimientos me harán volver, he disfrutado tanto durante este año, y aquí en este pequeño espacio he dejado tantos sentimientos... Gracias a ese principe-mendigo que me metió en este mundo y me dejó compartir con él momentos...
Se acaba un año de duro esfuerzo, y no quiero que los malos momentos me hagan volver aquí, porque quiero volar, como los ángeles, ser feliz en este periodo de relajación, bienestar y de vacaciones...
Espero volver tan solo para crear nueva literatura... pero por ahora, me quedo volando y disfrutando del bello paisaje de la vida misma*
Fdo:Un ángel con ganas de alzar el vuelo*
lunes, 18 de mayo de 2009
Ya queda menos...
Quizá sea magia, quizá suerte, o quizá el tiempo que lo cambia todo de repente. Es el destino sin duda un arma misteriosa de la vida, que controla nuestro futuro cuando ni siquiera nosotros tenemos constancia de él. Nuestra vida es un caminar por el camino, sin conocer el terreno o las dificultades de nuestros pasos. Cuando todo va bien, no nos planteamos el dónde, el cuándo, y el porqué, somos felices sin saberlo, y dejamos pasar segundos maravillosos sin valorarlos, el hábito de la felicidad es la venda que no nos deja verla.
Sin embargo, todo cambia cuando la vida no te sonríe o aún no te ha sonreído, y deseas que pasen los días y olvides, o que pasen los días y pasen los malos momentos y que estos pasen lo mejor posible dentro del rango que nos permita el bienestar. Es entonces cuando piensas, en que te deparará el tiempo, en el qué pasará mañana y vives en constante alerta sintiendo cada segundo de tranquilidad y viendo el tiempo tan lento pasar cuando quieres viajar a las velocidades de las ondas electromagnéticas.
Y te da por pensar que está en tus manos tu futuro inmediato, que según como aproveches los últimos segundos del reloj así será tu recompensa, y ves como pierdes el tiempo, y ves como el tren de los momentos cada vez está más lejos. Y tienes miedo, porque no quieres ir una parada más allá porque quieres terminar, porque durante mucho tiempo has luchado por llegar, y no quieres al final del camino quedarte atrás. Y lo intentas e inviertes tu tiempo en mejorar, en intentar llegar al límite donde coges el tren o las puertas se te cierran en la cara, y sigues teniendo miedo, porque aunque parezca fácil, o ya hayas estado en ese instante de incertidumbre otros momentos, hasta que estos no pasan, no tienes el fiel convencimiento de que serás capaz de vencer.
Y como será el destino el causante de mi tristeza o alegría en unos días, creo que pensarlo demasiado no lleva a nada. Y ya son los últimos exámenes y no tengo ganas de más porque estoy cansado, y como la incertidumbre me carcome por dentro, y tengo malos pensamientos de fracaso, prefiero dejarlo aquí plasmado para que no ocurra aquello que no quiero. Y me siento estúpido al preocuparme por esto habiendo en el mundo tantas cosas tan importantes….Por ello concluyo sintiéndome mejor al contarlo… se acerca el verano…
Sin embargo, todo cambia cuando la vida no te sonríe o aún no te ha sonreído, y deseas que pasen los días y olvides, o que pasen los días y pasen los malos momentos y que estos pasen lo mejor posible dentro del rango que nos permita el bienestar. Es entonces cuando piensas, en que te deparará el tiempo, en el qué pasará mañana y vives en constante alerta sintiendo cada segundo de tranquilidad y viendo el tiempo tan lento pasar cuando quieres viajar a las velocidades de las ondas electromagnéticas.
Y te da por pensar que está en tus manos tu futuro inmediato, que según como aproveches los últimos segundos del reloj así será tu recompensa, y ves como pierdes el tiempo, y ves como el tren de los momentos cada vez está más lejos. Y tienes miedo, porque no quieres ir una parada más allá porque quieres terminar, porque durante mucho tiempo has luchado por llegar, y no quieres al final del camino quedarte atrás. Y lo intentas e inviertes tu tiempo en mejorar, en intentar llegar al límite donde coges el tren o las puertas se te cierran en la cara, y sigues teniendo miedo, porque aunque parezca fácil, o ya hayas estado en ese instante de incertidumbre otros momentos, hasta que estos no pasan, no tienes el fiel convencimiento de que serás capaz de vencer.
Y como será el destino el causante de mi tristeza o alegría en unos días, creo que pensarlo demasiado no lleva a nada. Y ya son los últimos exámenes y no tengo ganas de más porque estoy cansado, y como la incertidumbre me carcome por dentro, y tengo malos pensamientos de fracaso, prefiero dejarlo aquí plasmado para que no ocurra aquello que no quiero. Y me siento estúpido al preocuparme por esto habiendo en el mundo tantas cosas tan importantes….Por ello concluyo sintiéndome mejor al contarlo… se acerca el verano…
lunes, 20 de abril de 2009
Murmurando al oído...
Me paro, lo pienso, es cierto, te quiero, es el tiempo, los momentos, son tus ojos en mi cuerpo, tus manos, tu sonrisa, los instantes eternos, es la luz, es el brillo, que desprenden tus besos, y recuerdo, y encuentro y aquí estamos es perfecto, años a tu lado, ángeles enamorados, te amo y no olvido todo lo compartido. Es la magia, es la vida, es la felicidad de vivirla al lado de quien amas, compartiendo tu alma, es mi historia, es tu historia, relato de memoria, y aquí empiezo y así consigo volver a vivirlo.
Comienzan los pasos, inseguros pero ciertos, comenzaron los abrazos, tiempo de tormento, tan solo fueron tus ojos, tu sonrisa y tus palabras quien enamoraron al alma aún enjaulada. Me conmovieron tus labios, de belleza acusada, tus manos, tu cuerpo, la luz que irradiabas. Eran momentos complicados, de incertidumbre y sueños colgando de la mano, sin saber aún la respuesta seguimos el camino, queriendo ser libres, juntos y unidos. Fue así como conseguimos ser lo quisimos, empezando nuestra historia, amando la vida y la gloria. Almas capaces de ser una, ángeles gozando de ternura, momentos mágicos inolvidables, es un sueño realizable.
Y una noche como otras te escribí y hoy recuerdo, son tantos los poemas que te dediqué en silencio, que hoy yo quiero volverte a leer:
Deseando el deseo inmortal,
El deseo que no tengo y quiero,
Aquel que deseando yo deseo,
Tener lo que quiero, es puro deseo.
Sueño con tus caricias ardientes,
Ardiente deseo que me hierve por dentro,
Caricias candentes de un único sueño,
Quemándome, hirviendo, es mi deseo.
Besos que se unen en un te quiero,
Conforman mi sueño de fugaces besos,
Te quiero, te adoro, eres mi deseo,
Fugaz en el fuego te adoro y te quiero.
Me alzas, me elevas, mi corazón da un vuelco,
Me paras el tiempo, eres único deseo.
Me enciendes, me adoras, te amo en silencio,
Son tus besos, tus caricias, es todo un simple sueño.
Te miro, me miras y me das un beso,
Hiervo fugaz en mi único sueño,
Lo quiero, te quiero, te adoro en silencio,
Te amo quemando caricias, es mi deseo.
Miradas penetrantes que forjan un sueño,
Universo recorrido eres puro fuego,
Penetras en mi deseo hirviéndolo aún más dentro,
Te amo mirándote en un simple beso.
Sueños, deseos, fugaces pero ciertos,
Queman mis besos, miradas del tiempo,
Inmortal fue el te quiero
Y un te amo en silencio.
Y puede que el tiempo haya sido capaz de hacernos cambiar, y de no hacernos ver a ratos la realidad. Todo lo que tenemos, compartimos, queremos, somos y seremos, todo es nuestro. Nuestra vida, nuestros cuerpos, nuestros sueños, nuestros gestos, son sensaciones que rozan nuestros besos… Y te escribo, y te canto, y lo eres todo, y te amo...
Y aquí estoy tras dos años, queriendo verte al despertar, queriendo rozarte y soñar, un mundo para dos, ángeles que algún día encontrarán la manera de volar… Sintiendo cada instante, magia, sabor y felicidad… Tan solo decirte en silencio, donde el mundo es nuestro, un te amo y un te quiero como los ángeles en el cielo.
Comienzan los pasos, inseguros pero ciertos, comenzaron los abrazos, tiempo de tormento, tan solo fueron tus ojos, tu sonrisa y tus palabras quien enamoraron al alma aún enjaulada. Me conmovieron tus labios, de belleza acusada, tus manos, tu cuerpo, la luz que irradiabas. Eran momentos complicados, de incertidumbre y sueños colgando de la mano, sin saber aún la respuesta seguimos el camino, queriendo ser libres, juntos y unidos. Fue así como conseguimos ser lo quisimos, empezando nuestra historia, amando la vida y la gloria. Almas capaces de ser una, ángeles gozando de ternura, momentos mágicos inolvidables, es un sueño realizable.
Y una noche como otras te escribí y hoy recuerdo, son tantos los poemas que te dediqué en silencio, que hoy yo quiero volverte a leer:
Deseando el deseo inmortal,
El deseo que no tengo y quiero,
Aquel que deseando yo deseo,
Tener lo que quiero, es puro deseo.
Sueño con tus caricias ardientes,
Ardiente deseo que me hierve por dentro,
Caricias candentes de un único sueño,
Quemándome, hirviendo, es mi deseo.
Besos que se unen en un te quiero,
Conforman mi sueño de fugaces besos,
Te quiero, te adoro, eres mi deseo,
Fugaz en el fuego te adoro y te quiero.
Me alzas, me elevas, mi corazón da un vuelco,
Me paras el tiempo, eres único deseo.
Me enciendes, me adoras, te amo en silencio,
Son tus besos, tus caricias, es todo un simple sueño.
Te miro, me miras y me das un beso,
Hiervo fugaz en mi único sueño,
Lo quiero, te quiero, te adoro en silencio,
Te amo quemando caricias, es mi deseo.
Miradas penetrantes que forjan un sueño,
Universo recorrido eres puro fuego,
Penetras en mi deseo hirviéndolo aún más dentro,
Te amo mirándote en un simple beso.
Sueños, deseos, fugaces pero ciertos,
Queman mis besos, miradas del tiempo,
Inmortal fue el te quiero
Y un te amo en silencio.
Y puede que el tiempo haya sido capaz de hacernos cambiar, y de no hacernos ver a ratos la realidad. Todo lo que tenemos, compartimos, queremos, somos y seremos, todo es nuestro. Nuestra vida, nuestros cuerpos, nuestros sueños, nuestros gestos, son sensaciones que rozan nuestros besos… Y te escribo, y te canto, y lo eres todo, y te amo...
Y aquí estoy tras dos años, queriendo verte al despertar, queriendo rozarte y soñar, un mundo para dos, ángeles que algún día encontrarán la manera de volar… Sintiendo cada instante, magia, sabor y felicidad… Tan solo decirte en silencio, donde el mundo es nuestro, un te amo y un te quiero como los ángeles en el cielo.
miércoles, 25 de marzo de 2009
Escribiendo En un Vuelo...
Observaba un cigarro tirado en el suelo, se le debía haber caído a la mujer con camiseta de rayas deshilachada, quizá en el momento del despegue. Observaba caras agotadas, impacientes, cansadas, alegres, otras no llegaba a verlas desde mi posición intermedia.
Me encontraba en el asiento 20D, en el pasillo, estaba despierto, alegre, recordando, pensando, escribiendo… A esta altura los pensamientos fluyen más despacio.
A mi izquierda, una familia, todos dormidos, ni siquiera abrieron los ojos para el momento clave del despegue, cuando nuestra existencia está en un continuo tránsito entre la vida y la muerte.
Miré por la ventana, creí ver un ángel, pero no, tan sólo era un rayo de luz que cegó mi visión. Pasaba la azafata, con surtidos exquisitos que iban a parar a la clase privilegiada, allí a lo lejos, tras una cortina estaban ellos, “la clase privilegiada”. Siempre hubo diferencias sociales, pero ahora que crecí comprendí que no son más que personas con suerte, que no podrán comprobar la sensación de viajar apretados, incómodos, hambrientos, en fin, de viajar como la gente normal, que pasa desapercibida mereciéndose quizá probar esos surtidos, de los cuales ya solo queda su olor.
Debemos estar cerca del sol, porque está impactando totalmente en la cara del hombre de la familia de mi izquierda. Ya despertó, no hay nada más eficaz para despertarse que cerrar los ojos y seguir viendo luz, ¡qué completa es la naturaleza!
Utilizando las matemáticas básicas aprendidas en el colegio calculo que estaremos alrededor de ciento ochenta personas, unas más guapas, otras más desagradables, en fin, para los ángeles todos somos iguales.
Y por fin los pude ver, allí estaban sustentando el avión para que no cayera, les miraba, me miraban, era un juego de miradas impredecible y mágico, sonreía, me sonreían, como niños imaginando ser felices, agitaban sus alas, alas enormes, blancas, que reflejaban la luz que les llegaba, y yo allí estaba, cegado de nuevo por la inmensidad de luz que eran capaces de desprender.
Nadie era consciente de la presencia de aquellos ángeles sobre el cielo, es quizá la falta de inocencia o de magia lo que causaba el no poder disfrutar de aquel bello paisaje. Las nubes parecían algodones sobre el cielo, mirando estrellas a lo lejos, ¡inmenso mundo maravilloso!
Delante de mí un extranjero, no por ello menos ni más que nadie, rubio y con cara de pocos amigos, bebía agua reiteradamente. Antes leí que al subir la altura del avión, la piel se resecaba. Qué emocionante es viajar, y aunque ya lo he hecho otras veces, nunca deja de sorprenderme el cielo.
Y allí continuaba el cigarro, él tampoco era privilegiado, pero ambos dos, ya estábamos volando, como los ángeles… y ellos sí que son privilegiados, y al no creérselo se convierten en perfectos… Ya estamos volando…
Me encontraba en el asiento 20D, en el pasillo, estaba despierto, alegre, recordando, pensando, escribiendo… A esta altura los pensamientos fluyen más despacio.
A mi izquierda, una familia, todos dormidos, ni siquiera abrieron los ojos para el momento clave del despegue, cuando nuestra existencia está en un continuo tránsito entre la vida y la muerte.
Miré por la ventana, creí ver un ángel, pero no, tan sólo era un rayo de luz que cegó mi visión. Pasaba la azafata, con surtidos exquisitos que iban a parar a la clase privilegiada, allí a lo lejos, tras una cortina estaban ellos, “la clase privilegiada”. Siempre hubo diferencias sociales, pero ahora que crecí comprendí que no son más que personas con suerte, que no podrán comprobar la sensación de viajar apretados, incómodos, hambrientos, en fin, de viajar como la gente normal, que pasa desapercibida mereciéndose quizá probar esos surtidos, de los cuales ya solo queda su olor.
Debemos estar cerca del sol, porque está impactando totalmente en la cara del hombre de la familia de mi izquierda. Ya despertó, no hay nada más eficaz para despertarse que cerrar los ojos y seguir viendo luz, ¡qué completa es la naturaleza!
Utilizando las matemáticas básicas aprendidas en el colegio calculo que estaremos alrededor de ciento ochenta personas, unas más guapas, otras más desagradables, en fin, para los ángeles todos somos iguales.
Y por fin los pude ver, allí estaban sustentando el avión para que no cayera, les miraba, me miraban, era un juego de miradas impredecible y mágico, sonreía, me sonreían, como niños imaginando ser felices, agitaban sus alas, alas enormes, blancas, que reflejaban la luz que les llegaba, y yo allí estaba, cegado de nuevo por la inmensidad de luz que eran capaces de desprender.
Nadie era consciente de la presencia de aquellos ángeles sobre el cielo, es quizá la falta de inocencia o de magia lo que causaba el no poder disfrutar de aquel bello paisaje. Las nubes parecían algodones sobre el cielo, mirando estrellas a lo lejos, ¡inmenso mundo maravilloso!
Delante de mí un extranjero, no por ello menos ni más que nadie, rubio y con cara de pocos amigos, bebía agua reiteradamente. Antes leí que al subir la altura del avión, la piel se resecaba. Qué emocionante es viajar, y aunque ya lo he hecho otras veces, nunca deja de sorprenderme el cielo.
Y allí continuaba el cigarro, él tampoco era privilegiado, pero ambos dos, ya estábamos volando, como los ángeles… y ellos sí que son privilegiados, y al no creérselo se convierten en perfectos… Ya estamos volando…
jueves, 5 de marzo de 2009
Vida de locos...
Dime tú si merezco tal regalo…
Fue una mañana complicada, de nervios, de prisas, de espera, de no saber en qué medida aquella decisión podría afectarme, y deseando por supuesto que su respuesta fuese positiva.Cuando comenzamos la clase preparatoria al examen final, llovía a cántaros, aprendiéndome en segundos a manejar los limpiaparabrisas, aprendiendo a evitar que se te empañen los cristales. Todo estaba previsto, decidido, y convencido de que era mi día, mi momento, tenía que aprobar.
Las previsiones dispuestas por mi profesora eran satisfactorias, todo marchaba bien, ya se había puesto el sol. Una vez en el lugar del examen, una compañera decidió ser la primera, entramos entonces todos en el coche. Yo en el asiento trasero derecho, al lado del encantador pero cabrón hombre examinador, vi como la chica se saltó un semáforo haciendo el stop: falta eliminatoria.La chica me dio pena, sabía conducir, los nervios le jugaron una mala faena.
Era mi turno, estaba decidido a mejorar la actuación de mi compañera, con muchas ganas de demostrar lo que sé y queriendo convencer a ese encantador pero cabrón señor. Todo iba sobre ruedas, creí no cometer ninguna falta, aunque alguna me apuntó (leves) de la caja de cambios. Fue en un stop, maldito stop, cuando al hacer la doble detención estaba pasando un coche y asusté a este, cometí el mismo fallo dos veces: falta deficiente.
Nos bajo del coche, sin decirnos nada. He de decir que yo no me había dado cuenta de que había asustado a ningún conductor, por ello aún tenía la posibilidad de aprobar. Me parecía extraño que no me hubiese hecho aparcar, por ello comenzaron las dudas. Fue quince minutos después cuando mi profesora (cuando el examinador ya se había ido) cuando me dio la noticia de que había suspendido.
Es una sensación de impotencia, de rabia, de odio hacia la persona que tan solo hizo su trabajo, y que vive de suspender a la gente incapaz de demostrar que saben. Y aunque para ellos no signifique nada un suspenso más, para la gente que los sufre, es una decepción más que se llevan en esta vida de locos…
Fue una mañana complicada, de nervios, de prisas, de espera, de no saber en qué medida aquella decisión podría afectarme, y deseando por supuesto que su respuesta fuese positiva.Cuando comenzamos la clase preparatoria al examen final, llovía a cántaros, aprendiéndome en segundos a manejar los limpiaparabrisas, aprendiendo a evitar que se te empañen los cristales. Todo estaba previsto, decidido, y convencido de que era mi día, mi momento, tenía que aprobar.
Las previsiones dispuestas por mi profesora eran satisfactorias, todo marchaba bien, ya se había puesto el sol. Una vez en el lugar del examen, una compañera decidió ser la primera, entramos entonces todos en el coche. Yo en el asiento trasero derecho, al lado del encantador pero cabrón hombre examinador, vi como la chica se saltó un semáforo haciendo el stop: falta eliminatoria.La chica me dio pena, sabía conducir, los nervios le jugaron una mala faena.
Era mi turno, estaba decidido a mejorar la actuación de mi compañera, con muchas ganas de demostrar lo que sé y queriendo convencer a ese encantador pero cabrón señor. Todo iba sobre ruedas, creí no cometer ninguna falta, aunque alguna me apuntó (leves) de la caja de cambios. Fue en un stop, maldito stop, cuando al hacer la doble detención estaba pasando un coche y asusté a este, cometí el mismo fallo dos veces: falta deficiente.
Nos bajo del coche, sin decirnos nada. He de decir que yo no me había dado cuenta de que había asustado a ningún conductor, por ello aún tenía la posibilidad de aprobar. Me parecía extraño que no me hubiese hecho aparcar, por ello comenzaron las dudas. Fue quince minutos después cuando mi profesora (cuando el examinador ya se había ido) cuando me dio la noticia de que había suspendido.
Es una sensación de impotencia, de rabia, de odio hacia la persona que tan solo hizo su trabajo, y que vive de suspender a la gente incapaz de demostrar que saben. Y aunque para ellos no signifique nada un suspenso más, para la gente que los sufre, es una decepción más que se llevan en esta vida de locos…
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