Sin nada que decir, sin nada que contar, con ganas de disfrutar del tiempo sin hacer nada. En unas vacaciones merecidas que quiero disfrutar...
¿Volveré?...
Solo el tiempo, los momentos y los sentimientos me harán volver, he disfrutado tanto durante este año, y aquí en este pequeño espacio he dejado tantos sentimientos... Gracias a ese principe-mendigo que me metió en este mundo y me dejó compartir con él momentos...
Se acaba un año de duro esfuerzo, y no quiero que los malos momentos me hagan volver aquí, porque quiero volar, como los ángeles, ser feliz en este periodo de relajación, bienestar y de vacaciones...
Espero volver tan solo para crear nueva literatura... pero por ahora, me quedo volando y disfrutando del bello paisaje de la vida misma*
Fdo:Un ángel con ganas de alzar el vuelo*
lunes, 8 de junio de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Ya queda menos...
Quizá sea magia, quizá suerte, o quizá el tiempo que lo cambia todo de repente. Es el destino sin duda un arma misteriosa de la vida, que controla nuestro futuro cuando ni siquiera nosotros tenemos constancia de él. Nuestra vida es un caminar por el camino, sin conocer el terreno o las dificultades de nuestros pasos. Cuando todo va bien, no nos planteamos el dónde, el cuándo, y el porqué, somos felices sin saberlo, y dejamos pasar segundos maravillosos sin valorarlos, el hábito de la felicidad es la venda que no nos deja verla.
Sin embargo, todo cambia cuando la vida no te sonríe o aún no te ha sonreído, y deseas que pasen los días y olvides, o que pasen los días y pasen los malos momentos y que estos pasen lo mejor posible dentro del rango que nos permita el bienestar. Es entonces cuando piensas, en que te deparará el tiempo, en el qué pasará mañana y vives en constante alerta sintiendo cada segundo de tranquilidad y viendo el tiempo tan lento pasar cuando quieres viajar a las velocidades de las ondas electromagnéticas.
Y te da por pensar que está en tus manos tu futuro inmediato, que según como aproveches los últimos segundos del reloj así será tu recompensa, y ves como pierdes el tiempo, y ves como el tren de los momentos cada vez está más lejos. Y tienes miedo, porque no quieres ir una parada más allá porque quieres terminar, porque durante mucho tiempo has luchado por llegar, y no quieres al final del camino quedarte atrás. Y lo intentas e inviertes tu tiempo en mejorar, en intentar llegar al límite donde coges el tren o las puertas se te cierran en la cara, y sigues teniendo miedo, porque aunque parezca fácil, o ya hayas estado en ese instante de incertidumbre otros momentos, hasta que estos no pasan, no tienes el fiel convencimiento de que serás capaz de vencer.
Y como será el destino el causante de mi tristeza o alegría en unos días, creo que pensarlo demasiado no lleva a nada. Y ya son los últimos exámenes y no tengo ganas de más porque estoy cansado, y como la incertidumbre me carcome por dentro, y tengo malos pensamientos de fracaso, prefiero dejarlo aquí plasmado para que no ocurra aquello que no quiero. Y me siento estúpido al preocuparme por esto habiendo en el mundo tantas cosas tan importantes….Por ello concluyo sintiéndome mejor al contarlo… se acerca el verano…
Sin embargo, todo cambia cuando la vida no te sonríe o aún no te ha sonreído, y deseas que pasen los días y olvides, o que pasen los días y pasen los malos momentos y que estos pasen lo mejor posible dentro del rango que nos permita el bienestar. Es entonces cuando piensas, en que te deparará el tiempo, en el qué pasará mañana y vives en constante alerta sintiendo cada segundo de tranquilidad y viendo el tiempo tan lento pasar cuando quieres viajar a las velocidades de las ondas electromagnéticas.
Y te da por pensar que está en tus manos tu futuro inmediato, que según como aproveches los últimos segundos del reloj así será tu recompensa, y ves como pierdes el tiempo, y ves como el tren de los momentos cada vez está más lejos. Y tienes miedo, porque no quieres ir una parada más allá porque quieres terminar, porque durante mucho tiempo has luchado por llegar, y no quieres al final del camino quedarte atrás. Y lo intentas e inviertes tu tiempo en mejorar, en intentar llegar al límite donde coges el tren o las puertas se te cierran en la cara, y sigues teniendo miedo, porque aunque parezca fácil, o ya hayas estado en ese instante de incertidumbre otros momentos, hasta que estos no pasan, no tienes el fiel convencimiento de que serás capaz de vencer.
Y como será el destino el causante de mi tristeza o alegría en unos días, creo que pensarlo demasiado no lleva a nada. Y ya son los últimos exámenes y no tengo ganas de más porque estoy cansado, y como la incertidumbre me carcome por dentro, y tengo malos pensamientos de fracaso, prefiero dejarlo aquí plasmado para que no ocurra aquello que no quiero. Y me siento estúpido al preocuparme por esto habiendo en el mundo tantas cosas tan importantes….Por ello concluyo sintiéndome mejor al contarlo… se acerca el verano…
lunes, 20 de abril de 2009
Murmurando al oído...
Me paro, lo pienso, es cierto, te quiero, es el tiempo, los momentos, son tus ojos en mi cuerpo, tus manos, tu sonrisa, los instantes eternos, es la luz, es el brillo, que desprenden tus besos, y recuerdo, y encuentro y aquí estamos es perfecto, años a tu lado, ángeles enamorados, te amo y no olvido todo lo compartido. Es la magia, es la vida, es la felicidad de vivirla al lado de quien amas, compartiendo tu alma, es mi historia, es tu historia, relato de memoria, y aquí empiezo y así consigo volver a vivirlo.
Comienzan los pasos, inseguros pero ciertos, comenzaron los abrazos, tiempo de tormento, tan solo fueron tus ojos, tu sonrisa y tus palabras quien enamoraron al alma aún enjaulada. Me conmovieron tus labios, de belleza acusada, tus manos, tu cuerpo, la luz que irradiabas. Eran momentos complicados, de incertidumbre y sueños colgando de la mano, sin saber aún la respuesta seguimos el camino, queriendo ser libres, juntos y unidos. Fue así como conseguimos ser lo quisimos, empezando nuestra historia, amando la vida y la gloria. Almas capaces de ser una, ángeles gozando de ternura, momentos mágicos inolvidables, es un sueño realizable.
Y una noche como otras te escribí y hoy recuerdo, son tantos los poemas que te dediqué en silencio, que hoy yo quiero volverte a leer:
Deseando el deseo inmortal,
El deseo que no tengo y quiero,
Aquel que deseando yo deseo,
Tener lo que quiero, es puro deseo.
Sueño con tus caricias ardientes,
Ardiente deseo que me hierve por dentro,
Caricias candentes de un único sueño,
Quemándome, hirviendo, es mi deseo.
Besos que se unen en un te quiero,
Conforman mi sueño de fugaces besos,
Te quiero, te adoro, eres mi deseo,
Fugaz en el fuego te adoro y te quiero.
Me alzas, me elevas, mi corazón da un vuelco,
Me paras el tiempo, eres único deseo.
Me enciendes, me adoras, te amo en silencio,
Son tus besos, tus caricias, es todo un simple sueño.
Te miro, me miras y me das un beso,
Hiervo fugaz en mi único sueño,
Lo quiero, te quiero, te adoro en silencio,
Te amo quemando caricias, es mi deseo.
Miradas penetrantes que forjan un sueño,
Universo recorrido eres puro fuego,
Penetras en mi deseo hirviéndolo aún más dentro,
Te amo mirándote en un simple beso.
Sueños, deseos, fugaces pero ciertos,
Queman mis besos, miradas del tiempo,
Inmortal fue el te quiero
Y un te amo en silencio.
Y puede que el tiempo haya sido capaz de hacernos cambiar, y de no hacernos ver a ratos la realidad. Todo lo que tenemos, compartimos, queremos, somos y seremos, todo es nuestro. Nuestra vida, nuestros cuerpos, nuestros sueños, nuestros gestos, son sensaciones que rozan nuestros besos… Y te escribo, y te canto, y lo eres todo, y te amo...
Y aquí estoy tras dos años, queriendo verte al despertar, queriendo rozarte y soñar, un mundo para dos, ángeles que algún día encontrarán la manera de volar… Sintiendo cada instante, magia, sabor y felicidad… Tan solo decirte en silencio, donde el mundo es nuestro, un te amo y un te quiero como los ángeles en el cielo.
Comienzan los pasos, inseguros pero ciertos, comenzaron los abrazos, tiempo de tormento, tan solo fueron tus ojos, tu sonrisa y tus palabras quien enamoraron al alma aún enjaulada. Me conmovieron tus labios, de belleza acusada, tus manos, tu cuerpo, la luz que irradiabas. Eran momentos complicados, de incertidumbre y sueños colgando de la mano, sin saber aún la respuesta seguimos el camino, queriendo ser libres, juntos y unidos. Fue así como conseguimos ser lo quisimos, empezando nuestra historia, amando la vida y la gloria. Almas capaces de ser una, ángeles gozando de ternura, momentos mágicos inolvidables, es un sueño realizable.
Y una noche como otras te escribí y hoy recuerdo, son tantos los poemas que te dediqué en silencio, que hoy yo quiero volverte a leer:
Deseando el deseo inmortal,
El deseo que no tengo y quiero,
Aquel que deseando yo deseo,
Tener lo que quiero, es puro deseo.
Sueño con tus caricias ardientes,
Ardiente deseo que me hierve por dentro,
Caricias candentes de un único sueño,
Quemándome, hirviendo, es mi deseo.
Besos que se unen en un te quiero,
Conforman mi sueño de fugaces besos,
Te quiero, te adoro, eres mi deseo,
Fugaz en el fuego te adoro y te quiero.
Me alzas, me elevas, mi corazón da un vuelco,
Me paras el tiempo, eres único deseo.
Me enciendes, me adoras, te amo en silencio,
Son tus besos, tus caricias, es todo un simple sueño.
Te miro, me miras y me das un beso,
Hiervo fugaz en mi único sueño,
Lo quiero, te quiero, te adoro en silencio,
Te amo quemando caricias, es mi deseo.
Miradas penetrantes que forjan un sueño,
Universo recorrido eres puro fuego,
Penetras en mi deseo hirviéndolo aún más dentro,
Te amo mirándote en un simple beso.
Sueños, deseos, fugaces pero ciertos,
Queman mis besos, miradas del tiempo,
Inmortal fue el te quiero
Y un te amo en silencio.
Y puede que el tiempo haya sido capaz de hacernos cambiar, y de no hacernos ver a ratos la realidad. Todo lo que tenemos, compartimos, queremos, somos y seremos, todo es nuestro. Nuestra vida, nuestros cuerpos, nuestros sueños, nuestros gestos, son sensaciones que rozan nuestros besos… Y te escribo, y te canto, y lo eres todo, y te amo...
Y aquí estoy tras dos años, queriendo verte al despertar, queriendo rozarte y soñar, un mundo para dos, ángeles que algún día encontrarán la manera de volar… Sintiendo cada instante, magia, sabor y felicidad… Tan solo decirte en silencio, donde el mundo es nuestro, un te amo y un te quiero como los ángeles en el cielo.
miércoles, 25 de marzo de 2009
Escribiendo En un Vuelo...
Observaba un cigarro tirado en el suelo, se le debía haber caído a la mujer con camiseta de rayas deshilachada, quizá en el momento del despegue. Observaba caras agotadas, impacientes, cansadas, alegres, otras no llegaba a verlas desde mi posición intermedia.
Me encontraba en el asiento 20D, en el pasillo, estaba despierto, alegre, recordando, pensando, escribiendo… A esta altura los pensamientos fluyen más despacio.
A mi izquierda, una familia, todos dormidos, ni siquiera abrieron los ojos para el momento clave del despegue, cuando nuestra existencia está en un continuo tránsito entre la vida y la muerte.
Miré por la ventana, creí ver un ángel, pero no, tan sólo era un rayo de luz que cegó mi visión. Pasaba la azafata, con surtidos exquisitos que iban a parar a la clase privilegiada, allí a lo lejos, tras una cortina estaban ellos, “la clase privilegiada”. Siempre hubo diferencias sociales, pero ahora que crecí comprendí que no son más que personas con suerte, que no podrán comprobar la sensación de viajar apretados, incómodos, hambrientos, en fin, de viajar como la gente normal, que pasa desapercibida mereciéndose quizá probar esos surtidos, de los cuales ya solo queda su olor.
Debemos estar cerca del sol, porque está impactando totalmente en la cara del hombre de la familia de mi izquierda. Ya despertó, no hay nada más eficaz para despertarse que cerrar los ojos y seguir viendo luz, ¡qué completa es la naturaleza!
Utilizando las matemáticas básicas aprendidas en el colegio calculo que estaremos alrededor de ciento ochenta personas, unas más guapas, otras más desagradables, en fin, para los ángeles todos somos iguales.
Y por fin los pude ver, allí estaban sustentando el avión para que no cayera, les miraba, me miraban, era un juego de miradas impredecible y mágico, sonreía, me sonreían, como niños imaginando ser felices, agitaban sus alas, alas enormes, blancas, que reflejaban la luz que les llegaba, y yo allí estaba, cegado de nuevo por la inmensidad de luz que eran capaces de desprender.
Nadie era consciente de la presencia de aquellos ángeles sobre el cielo, es quizá la falta de inocencia o de magia lo que causaba el no poder disfrutar de aquel bello paisaje. Las nubes parecían algodones sobre el cielo, mirando estrellas a lo lejos, ¡inmenso mundo maravilloso!
Delante de mí un extranjero, no por ello menos ni más que nadie, rubio y con cara de pocos amigos, bebía agua reiteradamente. Antes leí que al subir la altura del avión, la piel se resecaba. Qué emocionante es viajar, y aunque ya lo he hecho otras veces, nunca deja de sorprenderme el cielo.
Y allí continuaba el cigarro, él tampoco era privilegiado, pero ambos dos, ya estábamos volando, como los ángeles… y ellos sí que son privilegiados, y al no creérselo se convierten en perfectos… Ya estamos volando…
Me encontraba en el asiento 20D, en el pasillo, estaba despierto, alegre, recordando, pensando, escribiendo… A esta altura los pensamientos fluyen más despacio.
A mi izquierda, una familia, todos dormidos, ni siquiera abrieron los ojos para el momento clave del despegue, cuando nuestra existencia está en un continuo tránsito entre la vida y la muerte.
Miré por la ventana, creí ver un ángel, pero no, tan sólo era un rayo de luz que cegó mi visión. Pasaba la azafata, con surtidos exquisitos que iban a parar a la clase privilegiada, allí a lo lejos, tras una cortina estaban ellos, “la clase privilegiada”. Siempre hubo diferencias sociales, pero ahora que crecí comprendí que no son más que personas con suerte, que no podrán comprobar la sensación de viajar apretados, incómodos, hambrientos, en fin, de viajar como la gente normal, que pasa desapercibida mereciéndose quizá probar esos surtidos, de los cuales ya solo queda su olor.
Debemos estar cerca del sol, porque está impactando totalmente en la cara del hombre de la familia de mi izquierda. Ya despertó, no hay nada más eficaz para despertarse que cerrar los ojos y seguir viendo luz, ¡qué completa es la naturaleza!
Utilizando las matemáticas básicas aprendidas en el colegio calculo que estaremos alrededor de ciento ochenta personas, unas más guapas, otras más desagradables, en fin, para los ángeles todos somos iguales.
Y por fin los pude ver, allí estaban sustentando el avión para que no cayera, les miraba, me miraban, era un juego de miradas impredecible y mágico, sonreía, me sonreían, como niños imaginando ser felices, agitaban sus alas, alas enormes, blancas, que reflejaban la luz que les llegaba, y yo allí estaba, cegado de nuevo por la inmensidad de luz que eran capaces de desprender.
Nadie era consciente de la presencia de aquellos ángeles sobre el cielo, es quizá la falta de inocencia o de magia lo que causaba el no poder disfrutar de aquel bello paisaje. Las nubes parecían algodones sobre el cielo, mirando estrellas a lo lejos, ¡inmenso mundo maravilloso!
Delante de mí un extranjero, no por ello menos ni más que nadie, rubio y con cara de pocos amigos, bebía agua reiteradamente. Antes leí que al subir la altura del avión, la piel se resecaba. Qué emocionante es viajar, y aunque ya lo he hecho otras veces, nunca deja de sorprenderme el cielo.
Y allí continuaba el cigarro, él tampoco era privilegiado, pero ambos dos, ya estábamos volando, como los ángeles… y ellos sí que son privilegiados, y al no creérselo se convierten en perfectos… Ya estamos volando…
jueves, 5 de marzo de 2009
Vida de locos...
Dime tú si merezco tal regalo…
Fue una mañana complicada, de nervios, de prisas, de espera, de no saber en qué medida aquella decisión podría afectarme, y deseando por supuesto que su respuesta fuese positiva.Cuando comenzamos la clase preparatoria al examen final, llovía a cántaros, aprendiéndome en segundos a manejar los limpiaparabrisas, aprendiendo a evitar que se te empañen los cristales. Todo estaba previsto, decidido, y convencido de que era mi día, mi momento, tenía que aprobar.
Las previsiones dispuestas por mi profesora eran satisfactorias, todo marchaba bien, ya se había puesto el sol. Una vez en el lugar del examen, una compañera decidió ser la primera, entramos entonces todos en el coche. Yo en el asiento trasero derecho, al lado del encantador pero cabrón hombre examinador, vi como la chica se saltó un semáforo haciendo el stop: falta eliminatoria.La chica me dio pena, sabía conducir, los nervios le jugaron una mala faena.
Era mi turno, estaba decidido a mejorar la actuación de mi compañera, con muchas ganas de demostrar lo que sé y queriendo convencer a ese encantador pero cabrón señor. Todo iba sobre ruedas, creí no cometer ninguna falta, aunque alguna me apuntó (leves) de la caja de cambios. Fue en un stop, maldito stop, cuando al hacer la doble detención estaba pasando un coche y asusté a este, cometí el mismo fallo dos veces: falta deficiente.
Nos bajo del coche, sin decirnos nada. He de decir que yo no me había dado cuenta de que había asustado a ningún conductor, por ello aún tenía la posibilidad de aprobar. Me parecía extraño que no me hubiese hecho aparcar, por ello comenzaron las dudas. Fue quince minutos después cuando mi profesora (cuando el examinador ya se había ido) cuando me dio la noticia de que había suspendido.
Es una sensación de impotencia, de rabia, de odio hacia la persona que tan solo hizo su trabajo, y que vive de suspender a la gente incapaz de demostrar que saben. Y aunque para ellos no signifique nada un suspenso más, para la gente que los sufre, es una decepción más que se llevan en esta vida de locos…
Fue una mañana complicada, de nervios, de prisas, de espera, de no saber en qué medida aquella decisión podría afectarme, y deseando por supuesto que su respuesta fuese positiva.Cuando comenzamos la clase preparatoria al examen final, llovía a cántaros, aprendiéndome en segundos a manejar los limpiaparabrisas, aprendiendo a evitar que se te empañen los cristales. Todo estaba previsto, decidido, y convencido de que era mi día, mi momento, tenía que aprobar.
Las previsiones dispuestas por mi profesora eran satisfactorias, todo marchaba bien, ya se había puesto el sol. Una vez en el lugar del examen, una compañera decidió ser la primera, entramos entonces todos en el coche. Yo en el asiento trasero derecho, al lado del encantador pero cabrón hombre examinador, vi como la chica se saltó un semáforo haciendo el stop: falta eliminatoria.La chica me dio pena, sabía conducir, los nervios le jugaron una mala faena.
Era mi turno, estaba decidido a mejorar la actuación de mi compañera, con muchas ganas de demostrar lo que sé y queriendo convencer a ese encantador pero cabrón señor. Todo iba sobre ruedas, creí no cometer ninguna falta, aunque alguna me apuntó (leves) de la caja de cambios. Fue en un stop, maldito stop, cuando al hacer la doble detención estaba pasando un coche y asusté a este, cometí el mismo fallo dos veces: falta deficiente.
Nos bajo del coche, sin decirnos nada. He de decir que yo no me había dado cuenta de que había asustado a ningún conductor, por ello aún tenía la posibilidad de aprobar. Me parecía extraño que no me hubiese hecho aparcar, por ello comenzaron las dudas. Fue quince minutos después cuando mi profesora (cuando el examinador ya se había ido) cuando me dio la noticia de que había suspendido.
Es una sensación de impotencia, de rabia, de odio hacia la persona que tan solo hizo su trabajo, y que vive de suspender a la gente incapaz de demostrar que saben. Y aunque para ellos no signifique nada un suspenso más, para la gente que los sufre, es una decepción más que se llevan en esta vida de locos…
sábado, 28 de febrero de 2009
San Francisco...
Abro los ojos...
Puedo oir el cantar de las olas del mar, sus abrazos, sus juegos, su calma. Hoy está cristalina, se pueden ver pequeños peces buscando placton que saborear. En el fondo, conchitas que los niños cojen para jugar, entre ellas, arena. Castillos de arena, batallas, muñecos, historias, sueños, ilusiones. Hoy la arena está más pálida que de costumbre, pero los rayos del sol brillantes nos deslumbran, que bello es el mar...
Tumbado, disfrutando cada segundo de la brisa marina, acompañado de la persona que consigue llenarme y hacerme feliz. Con una copa de san francisco, dando pequeños sorbos de vida, mientras amo el instante. Es mágico el momento. Suena música, bailan a lo lejos sin importar quién esté, quien baile, todos con todos, estamos en el mar...
La yema de mi dedos toca la arena, suave, tranquila, inmensas son mis ganas de revolcarme por ella, disfrutar como aquel niño que quería llegar a ser mar, para tener siempre la playa cerca. Nos levantamos, el san francisco ya se ha acabado, ya habrá tiempo de pedir otro, ahora vamos a mojarnos. De la mano, siendo uno, como siempre imaginé que un dia llegaría a ser. Nos acercamos al mar. Los niños están jugando, la pala, el rastrillo, el cubo, el bañador, la barca, la pelota, vamos siguiendo un laberinto lleno de pequeños obstáculos encantadores. Las toallas, las sombrillas, un niño te empuja, un grupo de gente comprando, pero aún sigue a lo lejos el mar...
Nos rodean, todo está plagado de personas, me sueltas la mano, te pregunto me respondes, te alejas, el sol ya no brilla, el mar no llega, ya se oye menos, la gente me agobia, me exije, me molesta, ya no toco la arena, y sopla el viento con más fuerza, se me mete arena o quizá tierra en los ojos...
Abro los ojos...
Es de noche, hace frío, voy solo, caminando, vacío, sin fuerzas, sin ganas, agotado y no de andar de fiesta. Con guantes, botas, bufanda, abrigo, helado, constipado, sin tiempo. Con ráfagas de viento que levantan la tierra del suelo, y miro a lo lejos, veo negro, la luna triste con sueño...
Y pienso, y siento, y espero, y sueño, y veo en un cartel de bebidas, san francisco, y pienso que no es tiempo, ni lugar, ni momento para poder disfrutar del sabor, ya que para ello, necesito la combinación perfecta de muchos factores, entre ellos a ti y al mar, que bello es el mar...
Puedo oir el cantar de las olas del mar, sus abrazos, sus juegos, su calma. Hoy está cristalina, se pueden ver pequeños peces buscando placton que saborear. En el fondo, conchitas que los niños cojen para jugar, entre ellas, arena. Castillos de arena, batallas, muñecos, historias, sueños, ilusiones. Hoy la arena está más pálida que de costumbre, pero los rayos del sol brillantes nos deslumbran, que bello es el mar...
Tumbado, disfrutando cada segundo de la brisa marina, acompañado de la persona que consigue llenarme y hacerme feliz. Con una copa de san francisco, dando pequeños sorbos de vida, mientras amo el instante. Es mágico el momento. Suena música, bailan a lo lejos sin importar quién esté, quien baile, todos con todos, estamos en el mar...
La yema de mi dedos toca la arena, suave, tranquila, inmensas son mis ganas de revolcarme por ella, disfrutar como aquel niño que quería llegar a ser mar, para tener siempre la playa cerca. Nos levantamos, el san francisco ya se ha acabado, ya habrá tiempo de pedir otro, ahora vamos a mojarnos. De la mano, siendo uno, como siempre imaginé que un dia llegaría a ser. Nos acercamos al mar. Los niños están jugando, la pala, el rastrillo, el cubo, el bañador, la barca, la pelota, vamos siguiendo un laberinto lleno de pequeños obstáculos encantadores. Las toallas, las sombrillas, un niño te empuja, un grupo de gente comprando, pero aún sigue a lo lejos el mar...
Nos rodean, todo está plagado de personas, me sueltas la mano, te pregunto me respondes, te alejas, el sol ya no brilla, el mar no llega, ya se oye menos, la gente me agobia, me exije, me molesta, ya no toco la arena, y sopla el viento con más fuerza, se me mete arena o quizá tierra en los ojos...
Abro los ojos...
Es de noche, hace frío, voy solo, caminando, vacío, sin fuerzas, sin ganas, agotado y no de andar de fiesta. Con guantes, botas, bufanda, abrigo, helado, constipado, sin tiempo. Con ráfagas de viento que levantan la tierra del suelo, y miro a lo lejos, veo negro, la luna triste con sueño...
Y pienso, y siento, y espero, y sueño, y veo en un cartel de bebidas, san francisco, y pienso que no es tiempo, ni lugar, ni momento para poder disfrutar del sabor, ya que para ello, necesito la combinación perfecta de muchos factores, entre ellos a ti y al mar, que bello es el mar...
lunes, 16 de febrero de 2009
Cansado...
…En la enferma soledad,
De la noche hoy aún clara,
Donde mi corazón aún palpita,
En mi mano desangrada.
Borbotones de dolor,
Salen de mi alma,
Llanto cansado de rabia,
Dolor agudo que me mata….
La risa de aquel niño pequeño se perdió entre las lágrimas que se comió por dentro. El tiempo hace que todo se olvide y que nuevas historias inunden tu cuerpo cambiándolo, son momentos que son esencia de vida y que no valoras hasta que no pasan y piensas en ellos, como en un sueño que no volverá a ocurrir del mismo modo y en las mismas circunstancias…
Y tanto buenos instantes como malos se presentan en tu día a diario, y no puedes hacer nada por evitar aquello que no quieres, no esperas y no recibes con agrado…
¿Cómo actuar en la vida? Nunca los acontecimientos son bien recibidos por todos, por ello mirar por el bien común es algo prácticamente imposible, siempre cometerás algún error que te haga ver que no actuaste todo lo bien que pudiste hacerlo.
La complejidad de la existencia del hombre quizá sea fruto del azar, de una historia ya contada…
Necesito tomarme un descanso, tumbarme en la hierba, mirar al sol y dejar sentir a mi cuerpo por si solo el leve sonido de la felicidad. Acompañado quizá por aquella persona que sepa entenderme, o en soledad con mi alma dejando a ésta reposar…
Me veo tan frágil, agotado ya de este fin que vengo persiguiendo hace apenas unos meses, y a pesar de lo largo que está el final, y lo poco que he recorrido, ya estoy cansado… No hay nada que me anime a continuar, tan solo me valgo por mis ganas de ser alguien, pero no son suficientes porque no me dejan vivir, o no como yo quisiera.
Toda recompensa necesita de su trabajo, y pesar de estar cansado, no me queda más remedio que seguir caminando…
...¿Volverán?
¿Volverán las noches cuidando tu alma,
Tu cuerpo, tus labios, tu dulce mirada?
¿Volverán los días pensando en la nada,
En el mundo, en la arena, en la noche calmada?
¿Volverá?
¿Volverá el silencio de las tardes tranquilas,
De las aves volando, de las hormigas dormidas?
¿Volverá la alegría de las flores ya amarillas,
De los días de campo, de las nubes caídas?
¿Volveremos?
¿Volveremos a volar por la tierra ya pisada,
Por los ríos, por los valles, por la luna enamorada?
¿Volveremos a brillar por nuestras almas hoy cansadas
Por los besos, por los roces, por la alegría inagotada?...
De la noche hoy aún clara,
Donde mi corazón aún palpita,
En mi mano desangrada.
Borbotones de dolor,
Salen de mi alma,
Llanto cansado de rabia,
Dolor agudo que me mata….
La risa de aquel niño pequeño se perdió entre las lágrimas que se comió por dentro. El tiempo hace que todo se olvide y que nuevas historias inunden tu cuerpo cambiándolo, son momentos que son esencia de vida y que no valoras hasta que no pasan y piensas en ellos, como en un sueño que no volverá a ocurrir del mismo modo y en las mismas circunstancias…
Y tanto buenos instantes como malos se presentan en tu día a diario, y no puedes hacer nada por evitar aquello que no quieres, no esperas y no recibes con agrado…
¿Cómo actuar en la vida? Nunca los acontecimientos son bien recibidos por todos, por ello mirar por el bien común es algo prácticamente imposible, siempre cometerás algún error que te haga ver que no actuaste todo lo bien que pudiste hacerlo.
La complejidad de la existencia del hombre quizá sea fruto del azar, de una historia ya contada…
Necesito tomarme un descanso, tumbarme en la hierba, mirar al sol y dejar sentir a mi cuerpo por si solo el leve sonido de la felicidad. Acompañado quizá por aquella persona que sepa entenderme, o en soledad con mi alma dejando a ésta reposar…
Me veo tan frágil, agotado ya de este fin que vengo persiguiendo hace apenas unos meses, y a pesar de lo largo que está el final, y lo poco que he recorrido, ya estoy cansado… No hay nada que me anime a continuar, tan solo me valgo por mis ganas de ser alguien, pero no son suficientes porque no me dejan vivir, o no como yo quisiera.
Toda recompensa necesita de su trabajo, y pesar de estar cansado, no me queda más remedio que seguir caminando…
...¿Volverán?
¿Volverán las noches cuidando tu alma,
Tu cuerpo, tus labios, tu dulce mirada?
¿Volverán los días pensando en la nada,
En el mundo, en la arena, en la noche calmada?
¿Volverá?
¿Volverá el silencio de las tardes tranquilas,
De las aves volando, de las hormigas dormidas?
¿Volverá la alegría de las flores ya amarillas,
De los días de campo, de las nubes caídas?
¿Volveremos?
¿Volveremos a volar por la tierra ya pisada,
Por los ríos, por los valles, por la luna enamorada?
¿Volveremos a brillar por nuestras almas hoy cansadas
Por los besos, por los roces, por la alegría inagotada?...
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